El hombre, como el resto de los seres vivos, tiene necesidad de deshacerse de determinados productos resultantes de su metabolismo, tales como la urea y la creatinina.
Esto es solamente una parte de la respuesta. Podemos preguntarnos por qué no eliminamos el nitrógeno en forma de gas y no de urea.
La urea es un compuesto que se produce como resultado del metabolismo de las proteínas de la carne, pescado, queso y otros alimentos. La urea es un compuesto químico simple, resultado de la reacción del amonio y el dióxido de carbono. ¿Por qué nosotros, al igual que otros mamíferos, hemos evolucionado hasta excretar nuestro nitrógeno en forma de urea y no en forma de nitrógeno gaseoso, dióxido de carbono y agua? La urea es una substancia de desecho para nosotros y, además, desperdiciamos agua y energía para eliminarla.
A primera vista puede parecer una solución altruista ya que, gracias a que orinamos urea, la vida vegetal es posible y no se ha extinguido por falta de nitrógeno.
Pero no es tan altruista como parece. Es una solución más bien inteligente. Si elimináramos el nitrógeno por medio de la respiración, habría menos plantas y muchos animales morirían de hambre. Esto dificultaría la supervivencia de los consumidores... y nuestra propia supervivencia.